Joe Barr se hizo infame en diciembre de 2001 por escribir un más que desfavorable artículo sobre MPlayer llamado MPlayer: El proyecto del infierno. Él encuentra MPlayer dificil de instalar, y concluye que los desarrolladores son poco amistosos y la documentación está incompleta y es insultante. Juzgue usted mismo sobre ese asunto. También menciona a Arpi de manera negativa en su 10 predicciones sobre Linux para 2002. En un reportaje sobre xine llamado Un reproductor de medios para el resto de nosotros con lo que siguió aumentando la controversia. Irónicamente al final del artículo cita su intercambio con Günter Bartsch, el autor original de xine, que resume perfectamente la situación por completo:
Sin embargo, también ha dicho que se "sorprendió" por mi columna acerca de MPlayer y piensa que es injusto, recordandome que esto es un proyecto de software libre. "Si no te gusta hazlo tú," dice Bartsch, "eres libre de no usarlo".
Casi dos años después en octubre de 2003 escribe otro artículo llamado MPlayer revisitado. En este llega a las siguientes conclusiónes:
Me gustaría decir que han hecho mejoras en gran cantidad de características, en rendimiento, y en documentación. Sigue si ser el más facil de instalar en el mundo, especialmente para novatos, pero es un poco mejor de los que he usado.
y
Pero lo más importante, no he notado ningún cambio reciente en los comentarios acerca del abuso de usuario. Creo que tengo derecho a algún crédito por ello, incluso si lo digo por mi mismo. Arpi y el resto del equipo del proyecto deben sentirse libres también de ese modo, porque tienen una sección especial sobre mí para recordarme dentro del paquete de documentación. Como decía al principio, algunas cosas no han cambiado del todo.
No podemos resumir nuestros sentimientos sobre Joe Barr mejor: "Sigue sin ser el mejor artículo de investigación o el más justo del mundo, pero es un poco mejor de los que he usado." Con suerte la próxima vez conseguiremos que sus espectativas sean otras. Sin embargo, el crédito de madurez solo lo obtenemos con la edad, y quizá comience otra vez a aburrirnos y amenazarnos.